Explorar la influencia de los medios de comunicación y las narrativas públicas en la xenofobia, y el papel de las autoridades locales y la educación en la lucha contra la xenofobia y el fomento de la cohesión social.


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En todas las regiones en las que el IDC está presente, observamos el papel crucial que desempeñan las narrativas públicas en la formación de actitudes hacia las personas que se desplazan. Por desgracia, en la mayoría de los casos, vemos cómo los medios de comunicación y las plataformas en línea se utilizan como armas para promover la xenofobia y socavar la cohesión. A menudo se politizan los relatos sobre la migración y se utiliza a las personas desplazadas como chivos expiatorios.

IDC, junto con nuestros miembros y socios en Malasia y Tailandia, ha identificado colectivamente que la percepción pública negativa, a menudo amplificada o moldeada por la información negativa de los medios de comunicación, es un impedimento crítico para el cambio transformador, ya que esto puede incentivar o desalentar a los gobiernos en el progreso de las reformas. Por ejemplo, durante el COVID-19, el aumento del sentimiento antirrefugiados e inmigrantes permitió al gobierno malasio tomar duras medidas contra estas comunidades. En medio de una oleada de xenofobia contra los refugiados y los migrantes, se produjeron detenciones de inmigrantes a gran escala, incluso de mujeres y niños. Las imágenes de las redadas de inmigración en Malasia en 2021 han suscitado críticas públicas por la falta de cumplimiento de los procedimientos normalizados de trabajo de distanciamiento social y el riesgo de que se creen más conglomerados de COVID-19. Poco después, el gobierno introdujo políticas discriminatorias que prohíben a los refugiados trabajar en áreas específicas o imponen sanciones penales y financieras a los propietarios que alquilan propiedades a personas indocumentadas. En Tailandia, la incitación al odio en Internet contra los refugiados y migrantes de Myanmar se intensificó a medida que aumentaban los casos de COVID-19, con llamamientos para que el gobierno reforzara la aplicación de las normas de inmigración y castigara a quienes se encontraran en situación irregular en Tailandia.

El sentimiento público negativo también tiene el potencial de poner en peligro las recientes victorias políticas en Tailandia y Malasia (por ejemplo, el Memorando de Entendimiento intergubernamental tailandés de 2019 sobre TCA para niños, el Mecanismo Nacional de Detección tailandés y la aprobación del Gabinete malasio de un piloto de TCA); estos no están integrados en la legislación y pueden revertirse si se debilitan los incentivos políticos para avanzar en ellos. Hemos visto el impacto que el sentimiento público y la información de los medios de comunicación pueden tener en las decisiones del gobierno en Tailandia y Malasia, por ejemplo, la campaña #SaveHakeem en Tailandia, y el creciente llamamiento para poner fin a la detención de niños inmigrantes en Malasia. También hemos visto surgir fuertes movimientos de base como la campaña #migranjugamanusia en Malasia. Esto ofrece una oportunidad importante para consolidar los aprendizajes y probar nuevas estrategias que vayan más allá de las cámaras de eco tradicionales en las que muchas ONG y organizaciones lideradas por refugiados operan actualmente en Malasia y Tailandia.

IDC y Sidekick publicaron un estudio sobre la percepción pública de los refugiados y los migrantes en Tailandia, titulado The Study of Thai Public Perceptions towards Migrants and Refugees (Estudio sobre la percepción pública tailandesa de los migrantes y los refugiados), con resultados interesantes sobre qué sectores de la población tienen una opinión positiva o negativa de los migrantes y los refugiados. El estudio reveló que la mayoría de la población tailandesa desconoce los problemas de los refugiados y los migrantes. Sin embargo, muchos, especialmente los consumidores de los medios de comunicación, encuentran consuelo en las experiencias compartidas, especialmente en las penurias compartidas. A pesar de no saber mucho sobre estos temas, las historias de refugiados y migrantes inspiraron a estos grupos de consumidores no sólo a aprender más, sino también a querer compartir y comprometer a otros con la causa. Mientras tanto, para los que representan a la clase media y a los consumidores urbanos (consumidores de medios de noticias de calidad y de revistas de noticias en línea), saber más sobre el tema provoca un resentimiento aún mayor. La negatividad rodea el tema y la existencia de cualquier forma de migración les preocupa personal, física y económicamente. Sin embargo, la condición de la clase media urbana importa más que su tamaño. Su proximidad a los responsables de la toma de decisiones nos obliga a seguir buscando formas de comprometernos y comunicarnos con ellos. Los actuales métodos de comunicación y compromiso utilizados por grupos de defensa, instituciones y organizaciones sólo han conseguido llegar a un puñado de personas a lo largo de los años en Tailandia, y no resuenan ni entre el público masivo ni entre la audiencia de clase media urbana. Por lo tanto, si se quiere lograr un cambio de percepción y actitud hacia los migrantes y refugiados, es necesario desarrollar enfoques nuevos y creativos para acercar a todos los grupos y demografías a la difícil situación de los refugiados y migrantes. IDC está trabajando actualmente con los medios de comunicación y otros medios y con el gobierno tailandés para abordar estas percepciones.

Observamos tendencias interesantes en México. El trabajo pionero de las organizaciones y colectivos de la sociedad civil mexicana, incluidos los miembros y socios de IDC, ha puesto de relieve la discriminación y el racismo institucionales que también han influido en la percepción pública en muchos aspectos. Durante varios años, la elaboración de perfiles raciales estuvo permitida y documentada en la aprehensión, detención y aplicación de la ley en materia de inmigración, hasta que defensores de la sociedad civil expusieron el abuso y la deportación de mexicanos por parte de agentes de inmigración, y una campaña liderada por IMUMI en 2019 contribuyó a una sentencia de la Suprema Corte que declaró inconstitucionales las disposiciones permisivas.

Además, las fronteras sur y norte de México se han convertido en puntos donde comunidades como migrantes y refugiados haitianos y venezolanos, en particular, a menudo han quedado varados o más visibles debido a las dificultades para acceder a los procedimientos de protección e integrarse en las comunidades locales. En este sentido, vemos organizaciones y colectivos de la sociedad civil que han documentado la discriminación y xenofobia que viven los migrantes haitianos, la población más alta de solicitantes de asilo en México -desde hace varios años- y en particular las mujeres haitianas, y el impacto desproporcionado que esto tiene en su capacidad de acceder a protección y ejercer sus derechos.

Un informe de 2021 elaborado por IMUMI (Institute for Women in Migration) y la Alianza Negra para una Inmigración Justa muestra historias de resiliencia frente a la discriminación racial y la violencia del racismo contra los migrantes afrodescendientes en la frontera sur de México. También destaca cómo los prejuicios raciales generan discriminación generalizada, violencia racial y un menor acceso a los recursos que sí existen para migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, así como la falta de recursos de las autoridades estatales ante la violencia racial de actores no estatales.

En 2022, un colectivo que incluía a Racismo Mx, el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdoba, Haitian Bridge Alliance y otras organizaciones, publicó un informe sobre la migración haitiana estudiada en las ciudades fronterizas de Tapachula y Tijuana con conclusiones que exponen el grado de racismo y violencia contra esta población y las prácticas de elaboración de perfiles raciales que conducen a la destrucción de documentos y la deportación. El informe pide más apoyo a la integración en servicios locales como la educación y la sanidad, y muestra los vínculos entre la xenofobia y la marginación extrema de esta población migrante.

Los defensores también han identificado evidencias de que los medios de comunicación y el discurso público que tiende hacia las narrativas anti-inmigrantes tienen un impacto en la implementación de políticas y prácticas que respetan y protegen los derechos de los migrantes y refugiados. En 2023, 3 medios de comunicación en Tapachula, Chiapas fueron monitoreados como parte de una visita a un sitio de detención fronteriza con legisladores organizada por el Grupo de Trabajo sobre Política Migratoria, el Grupo de Acción Por la No Detención de Personas Refugiadas y el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano. Los resultados mostraron no sólo la discrepancia en la narrativa dependiendo de las perspectivas consideradas por los medios de comunicación, sino que también destacaron la importancia crítica de escuchar directamente las voces de la experiencia vivida para fomentar una información más equilibrada y objetiva en contextos complejos de inmigración fronteriza.

En Europa, en las últimas décadas, la migración se ha convertido en uno de los temas clave de las campañas de la derecha y los conservadores, creando una narrativa que enmarca la migración como un problema de seguridad. La forma en que se representa la migración en el discurso público contribuye a la polarización de las sociedades.

Un reciente estudio del MIDEM mostraba que los encuestados de toda Europa elegían la «inmigración» como la cuestión que más dividía a su sociedad. Mientras algunos argumentan que la inmigración promueve la diversidad y la tolerancia, facilita la innovación y compensa la escasez de mano de obra, otros sostienen que produce efectos como una creciente competencia social, un aumento de los índices de delincuencia y una erosión de los valores compartidos. Los conflictos que acompañan a estas diferencias de opinión parecen tener un impacto directo en la cohesión social y en la estabilidad política y el futuro de la Unión Europea. Por ejemplo, el auge de los movimientos populistas de extrema derecha y de derechas en varios países europeos se ha visto alimentado en gran medida por el sentimiento antimigración.

Las tensiones en torno a la migración también han tensado las relaciones entre los Estados miembros de la UE en los últimos años. El politólogo Cas Mudde señala que este cambio de narrativa es bastante reciente. Señala que en los años 90, el discurso sobre los migrantes balcánicos se centraba sobre todo en la logística: cómo acoger a mucha gente que llegaba en poco tiempo. En general, los europeos veían a los refugiados como vulnerables y necesitados de protección. Señala que desde entonces, y especialmente a raíz de la llegada de refugiados en 2015, los medios de comunicación han adoptado narrativas que favorecen a la extrema derecha, lo que ha llevado a que estas narrativas se impongan y se conviertan en la corriente dominante. La migración masiva de ucranianos a la UE dio lugar inicialmente a discursos de solidaridad y apoyo, pero con el paso del tiempo surgieron discursos divisivos en las sociedades de acogida que destacaban el coste en dinero público de acoger a refugiados y les culpaban de problemas estructurales locales o incluso de problemas imaginarios. Por ejemplo, estudios realizados en Polonia descubrieron una serie de campañas en las redes sociales financiadas por representantes de Rusia en las que se acusaba falsamente a los refugiados ucranianos de robos, agresiones y violaciones. En Alemania se observaron casos similares. Los discursos divisivos que alimentan el odio e impiden la cohesión social no siempre proceden de agentes externos. Por ejemplo, en Rumanía, el partido nacional de derechas AUR está detrás de campañas xenófobas e incitadoras al odio contra los refugiados ucranianos. A pesar de estas campañas, parece que las actitudes hacia los refugiados ucranianos en Europa siguen siendo mucho más positivas que hacia otros grupos de refugiados. Una encuesta realizada por ECFR en 12 países de la UE mostró que mientras que sólo el 9% de los encuestados ve a los ucranianos como una amenaza importante, los refugiados de Oriente Medio son vistos como una amenaza importante por el 34%, y los refugiados de África son vistos como una amenaza importante por el 27% de la población.

La sociedad civil y la comunidad de donantes han identificado las intervenciones de la derecha en el espacio narrativo como un problema y han realizado varios esfuerzos para abordarlo mediante la formación en desinformación, la comprobación de hechos, el desarrollo de kits de herramientas para debatir sobre migración, proyectos de investigación e intervenciones artísticas y culturales. No parece, sin embargo, que estos esfuerzos hayan tenido un impacto significativo en el espacio narrativo, donde las voces conservadoras que ven la migración como una amenaza dominan y dan forma a las políticas nacionales y de la UE. Sabemos, sin embargo, que los esfuerzos de la sociedad civil para cambiar las narrativas pueden ser eficaces. Por ejemplo, America’s Voice, una coalición de movimientos proinmigrantes de EE.UU., afirma que 14 años de trabajo dieron lugar a un aumento del 25% en el apoyo público a la migración.

La Base de Datos de Campañas de Comunicación sobre Migración del Centro de Política Migratoria del EUI incluye 300 campañas realizadas en los últimos 10 años en Europa y muestra que el número de campañas ha crecido sustancialmente en los últimos tres años. La mayoría de las campañas (un tercio) son llevadas a cabo por la sociedad civil. Sin embargo, parece que la mayoría de las campañas son demasiado pequeñas en escala, o demasiado cortas en duración (o ambas cosas) para tener un impacto real. Otro factor limitante es que las campañas no parecen basarse en los resultados de la investigación. Aunque las pruebas demuestran que la tristeza no es la emoción a la que hay que apelar cuando se habla de migración, la mayoría de las campañas se centran exactamente en eso.

Una comparación entre la eficaz campaña de America’s Voice y las campañas de menor impacto en Europa muestra las siguientes diferencias:

– La duración de la campaña (más de 14 años en EE.UU. frente a campañas de entre 6 meses y 1 año en la UE).

– La naturaleza integral de la campaña, en la que la estrategia de comunicación pública se alinea con la organización de la comunidad y la construcción del movimiento.

Otra conclusión que se puede extraer del análisis de las comunicaciones públicas relacionadas con la migración es que, cuando la sociedad civil o los agentes estatales diseñan estrategias para luchar contra la xenofobia y luchar de forma proactiva por narrativas positivas sobre la migración, a menudo carecen de los recursos necesarios para abordar la cuestión de forma integral. Mientras que muchos actores gubernamentales en Europa optan por utilizar un lenguaje xenófobo hacia los migrantes con la esperanza de atraer votantes, los que deciden hacer lo contrario se ven desbordados por la tarea. Los contactos de IDC con el gobierno de Rumanía, al tiempo que reflexionaban sobre la complejidad de la percepción de la inmigración ucraniana en el país, mencionaron que el gobierno pensaba que la cuestión era tan peligrosa y explosiva que se tomó la decisión de no hacer comentarios y no informar al público sobre los detalles de la política. Los miembros de IDC en Italia también han observado que la oposición al gobierno de Meloni, a pesar de ser favorable a los inmigrantes y estar dispuesta a combatir la xenofobia y el racismo, se comunica sobre el tema de una manera que aleja a los simpatizantes. Además, los contactos de IDC con otros gobiernos a través de los esfuerzos de promoción muestran que en algunos casos los gobiernos han perdido el control sobre las narrativas públicas sobre temas específicos relacionados con la migración (por ejemplo, vínculos no deseados entre la migración y la delincuencia) y han tendido a responder con políticas más hostiles, incluso sabiendo que éstas son ineficaces. Disponemos de más información al respecto.

Papel de los gobiernos locales

Como nivel más cercano a los ciudadanos, el gobierno local está, en principio, en una posición mucho mejor que el gobierno central para ocuparse de asuntos que requieren conocimientos locales y una regulación basada en las necesidades y prioridades locales, como los programas que integran a migrantes y comunidades de acogida. En Kenia, el gobierno del condado de Turkana (gobierno local), el gobierno nacional y entidades de la ONU elaboraron el Plan de Desarrollo Socioeconómico Integrado de Kalobeyei (KISDEP), un marco y una herramienta para gestionar a más de 180.000 refugiados (el 40% de la población de Turkana Occidental) de forma que beneficie a los refugiados y a la comunidad de acogida.

Los gobiernos locales pueden adoptar leyes y políticas dentro de su mandato para prevenir y erradicar la xenofobia. Las capacidades especializadas pueden desarrollarse a través de programas específicos, que pueden incluir actividades de formación, sensibilización y aprendizaje, y la provisión de herramientas de orientación para los funcionarios del Estado sobre cómo abordar y erradicar la xenofobia y su impacto en los derechos de los migrantes y sus familias, y otros no ciudadanos afectados por la discriminación racial. En Zimbabue, el Departamento de Estudios de Gobernanza Local de la Universidad Estatal de Midland ha introducido en su plan de estudios un nuevo curso sobre derechos humanos y gobernanza local con el apoyo del Instituto Raoul Wallenberg de Derechos Humanos y Derecho Humanitario. A través de su mandato de asistencia técnica y creación de capacidad, la OACDH ha apoyado el fortalecimiento de las capacidades de los funcionarios del gobierno local, incluso en Madagascar, Túnez y Uganda.

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Otro ejemplo interesante son las iniciativas holísticas desarrolladas por las autoridades locales en Colombia ante la creciente xenofobia contra los venezolanos. Dos esfuerzos que pueden destacarse son las campañas de inclusión y los mensajes de comunicación desarrollados en las ciudades de Bogotá y Barranquilla.

Dentro de sus competencias locales, los gobiernos locales deben garantizar la participación significativa e inclusiva de los migrantes en los procesos locales de toma de decisiones, asegurar que el derecho a votar y a ser elegido pueda disfrutarse sin discriminación y garantizar la igualdad de acceso a la función pública, de modo que las instituciones puedan ser inclusivas y representativas de la diversidad de la población local. Esto es fundamental para garantizar que se tienen en cuenta las necesidades de quienes corren el riesgo de quedarse atrás. En este contexto, los gobiernos locales han desarrollado numerosas prácticas innovadoras, como en Mauricio y Sudáfrica, donde la legislación que regula las elecciones locales establece cuotas para garantizar la representación de las mujeres.

 

Abordar la xenofobia en el ámbito de la educación

Abordar la xenofobia en la educación es esencial para cultivar sociedades integradoras y cohesionadas. Las instituciones educativas desempeñan un papel fundamental, que requiere un enfoque polifacético tanto para erradicar las actitudes xenófobas existentes como para prevenirlas en las generaciones futuras. Los distintos materiales educativos y planes de estudio adoptados en los sistemas escolares nacionales siguen difundiendo conocimientos racistas que normalizan indirectamente los comportamientos y actitudes xenófobos en la mente de los niños.

Para erradicar la xenofobia en las escuelas, es crucial revisar los planes de estudio actuales y desarrollar un currículo integrador que refleje la historia, las contribuciones y las experiencias de diversas culturas y grupos étnicos. Esta integración ayuda a los alumnos a apreciar el valor de la diversidad. Además, es vital fomentar el pensamiento crítico y la alfabetización mediática, capacitando a los estudiantes para evaluar la información de forma crítica y resistirse a la retórica xenófoba. Añadir contenidos sobre la importancia y el impacto positivo de la migración y la realidad histórica de la sociedad migratoria a lo largo de la civilización humana, podría ser una de las herramientas fundamentales para cambiar las percepciones negativas de los migrantes y limitar el alcance de las actitudes xenófobas hacia los migrantes y los refugiados.

El desarrollo profesional de los educadores también es clave. Las escuelas deberían ofrecer formación periódica en competencia cultural, resolución de conflictos y métodos de enseñanza antiprejuicios. Apoyar a los educadores con recursos y oportunidades de creación de comunidades mejora su capacidad para abordar la xenofobia con eficacia. Las políticas escolares deben apoyar firmemente la lucha contra la discriminación, con normas claras y bien comunicadas que protejan a todos los alumnos. De hecho, incluir a los niños migrantes en los sistemas escolares públicos nacionales y proporcionar un espacio para que los niños de la mayoría nacional y los migrantes interactúen debería adoptarse como forma de reforzar la riqueza cultural y promover la coexistencia social, al tiempo que se apoya la presencia de las comunidades migrantes en el entorno comunitario.