Durante una visita a El Cairo realizada por el equipo MENA de IDC en junio de 2019, tuvimos la oportunidad de entrevistar a dos personas que llegaron a El Cairo sin sus familiares. La reunión fue facilitada por gestores de casos que apoyan a esos jóvenes y también por los padres inmigrantes que han llevado a estos jóvenes no acompañados a sus hogares como parte del Programa de Alojamiento Comunitario en El Cairo dirigido por St. Andrews Refugee Services (StARS).

 

StARS provee servicios de alta calidad que satisfacen las necesidades no atendidas de las personas refugiadas y brinda un espacio seguro e incluyente para que las personas desplazadas se reúnan como comunidad.

 

Actualmente, el programa incluye a 32 anfitriones comunitarios que están albergando a un total de 53 niños, niñas y adolescentes no acompañados de 4 nacionalidades. Antes de albergar a niños, niñas y adolescentes no acompañados, los anfitriones comunitarios cursan un programa de capacitación de dos días dirigido por gestores de casos psicosociales, lo que les brinda algunas herramientas y perspectivas sobre la mejor manera de albergar a niños, niñas y adolescentes que no pertenecen a su unidad familiar original. Hasta el momento, estas capacitaciones han sido facilitadas en cuatro distintos idiomas nativos de los anfitriones y huéspedes que participan en el programa. Los anfitriones comunitarios y niñas, niños y adolescentes no acompañados (Community Hosts and Unaccompanied Children and Youth, UCY) que serán admitidos en sus hogares se emparejan en función de su nacionalidad, idioma, religión y cultura. Según los participantes del programa que conocimos, ésta es una buena manera de asegurar la armonía en la casa y disminuir el riesgo de malentendidos en el hogar.

Cuando se les preguntó si se sentían como parte de una familia, una de las jóvenes narró cómo, antes de ser admitida en el Programa de Alojamiento Comunitario, tenía problemas graves de salud mental, se quedó sin esperanza y consideró seriamente quitarse la vida. “Quería suicidarme, no tenía asistencia financiera ni a alguien que me ayudara en este país”, explicó. Sin embargo, ahora que está siendo albergada por una familia de su propio país, compartió que se siente apoyada y protegida por ellos. Agregó: “ellos [los gestores de casos de StARS] me pusieron en contacto con un anfitrión y entré en una vida más estable”.

Los Anfitriones Comunitarios compartían una visión similar de la joven con respecto a su sentimiento como parte de una familia.

No hay diferencia entre ella y mi hijo… la siento mía”, dijo uno de los anfitriones.»

Aunque los Anfitriones Comunitarios que entrevistamos parecían entusiasmados desde el inicio por acoger a niños, niñas y adolescentes no acompañados y criarlos como propios, desde IDC somos conscientes de que es muy difícil encontrar familias dispuestas a albergar debido a una serie de motivos, algunos de los cuales pueden ser conceptos erróneos. Como tal, pedimos a los anfitriones que explicaran cómo motivarían a otros a ofrecer su misma hospitalidad. Uno de los Anfitriones Comunitarios Etíopes respondió:

“De acuerdo con nuestras tradiciones, si ayudas a una persona vulnerable, obtienes bendiciones de Dios y de la sociedad… Como etíope, tenemos una buena cultura para ayudar a una persona y con esta capacitación estamos adquiriendo mayor experiencia y comprensión sobre la manera de ayudar a un refugiado.”

Los jóvenes entrevistados tenían una opinión igualmente positiva sobre el Programa de Alojamiento Comunitario. Una de las niñas explicó que ahora se siente más segura cada vez que sale de la casa en El Cairo, porque sabe que tiene una familia esperándola cuando regrese. Esto reduce el riesgo de ser detenido y luego perdido en el sistema de detención, sin que nadie haga un seguimiento de su paradero. Otro niño expresó la importancia de tratar a los anfitriones como su propia familia y dijo que generalmente se comunica con ellos directamente cuando necesita algo o cuando hay un problema en el hogar que debe resolverse.

Cuando se les preguntó acerca de lo que imaginaban para su futuro, uno de los jóvenes dijo que le gustaría lanzar y luego ser el director de una organización comunitaria para ayudar a otros niños, niñas, adolescentes y adultos vulnerables. Otra niña dijo:

“…Mi futuro se ve prometedor; tengo buenas esperanzas. Mi gestor de casos me pregunta lo que necesito y lo que quiero hacer en el futuro. Se me escucha.” 

Los jóvenes colectivamente afirmaron que el Alojamiento Comunitario es mucho más deseable que un refugio cerrado donde sus necesidades tienen menos probabilidades de ser satisfechas y sus voces raramente se escuchan. Asimismo, todos los Anfitriones Comunitarios y jóvenes expresaron la importancia de tener un gestor de casos dando seguimiento a sus casos de manera regular, lo que dijeron les ayuda a resolver cualquier problema y les hace sentirse apoyados por el programa.

Con respecto a sus inquietudes de protección en el país anfitrión, uno de los entrevistados explicó: “No tenemos garantías para vivir en este país. Sin el permiso de residencia, puedes ser arrestado y detenido.” Otro anfitrión agregó: “Los que no tienen credenciales de identificación… tienen serios problemas para vivir de forma normal y sobrevivir.” Uno de los anfitriones también expresó su preocupación por las trabajadoras domésticas inmigrantes de su país, diciendo: “Nuestras jóvenes están trabajando en la limpieza de casas egipcias y después de todo un mes de trabajo, algunas veces no les pagan. Si se quejan, los empleadores llaman a la policía. No hay seguridad.”

Por supuesto, el Alojamiento Comunitario no es la única solución para las muchas preocupaciones de protección que los niños, niñas, adolescentes, adultos vulnerables y todas las personas refugiadas y migrantes enfrentan en los países en la región MENA. Pero en IDC, creemos que es la opción de colocación más deseable para los inmigrantes vulnerables.

Las expresiones de buena voluntad de los anfitriones también demuestran lo que es posible cuando todas las partes interesadas trabajan de manera conjunta para apoyar a las personas desplazadas. Dichos programas no se basan únicamente en los gobiernos anfitriones y las organizaciones no gubernamentales, sino en la generosidad de los mismos refugiados y migrantes que están más establecidos que otros en sus comunidades, para ayudar y apoyar a los suyos.

 

Para obtener más información sobre alternativas a la detención y alojamiento comunitario en la región de MENA, favor de contactar con la Coordinadora Regional dela región, Junita Calder: [email protected]