Preguntas frecuentes

La detención por motivos migratorios es la práctica de encarcelar, detener o restringir de cualquier modo la libertad de una persona mientras espera que se decida sobre su derecho a permanecer y vivir en un país. Las personas pueden permanecer detenidas en prisiones o en lugares que se asemejan a prisiones durante periodos de tiempo desconocidos sin acceso a un abogado o abogada.

El derecho internacional establece que los países sólo deben recurrir a la detención migratoria como último recurso y prohíbe la detención de niñas, niños o adolescentes por motivos relacionados con la migración, pero muchos gobiernos siguen optando por encarcelar a personas migrantes y refugiadas por defecto.

La mayoría de los gobiernos detienen a personas refugiadas, migrantes y otras personas en movimiento cuando intentan entrar en el país, mientras se estudia su solicitud para permanecer en él o cuando están a la espera de ser deportadas.

Algunas personas son detenidas y encarceladas cuando su situación migratoria cambia o caduca, incluso después de llevar muchos años viviendo legalmente en un país.

Además de los centros específicos de detención migratoria, también se retiene a personas en prisiones, comisarías, aeropuertos, hoteles, barcos y campamentos improvisados. Por lo general, no pueden abandonar estos lugares sin arriesgarse a ser detenidas y expulsadas.

Algunas personas permanecen retenidas poco tiempo, otras esperan mucho más. Muchos países -entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y Australia- no limitan la duración de la detención migratoria. En muchos países, la detención migratoria tiene menos salvaguardias que la detención penal, lo que significa que hay menos garantías procesales para las personas detenidas.

Las condiciones de detención migratoria pueden ser extremadamente duras. El acceso a la sanidad, la educación y los servicios legales suele ser limitado, y las personas suelen estar aisladas de sus familias, amistades y comunidades. Como consecuencia, son frecuentes las autolesiones y el suicidio, y muchas personas sufren traumas a largo plazo incluso después de salir del centro de detención, lo que repercute en su salud física, psicológica y en su bienestar.

La detención migratoria es extremadamente cara y cuesta a los contribuyentes enormes cantidades de dinero cada año: algunos gobiernos gastan miles de millones de dólares en apuntalar este sistema inhumano e ineficaz. La detención migratoria suele subcontratarse a empresas privadas y es una industria multimillonaria.

Tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, el coste medio diario de mantener a una persona detenida por motivos migratorios oscila actualmente entre 130 y 150 dólares. En el transcurso de un año, eso suma aproximadamente 50.000 dólares por persona; y en Australia, esa cifra es de 400.000 dólares.

En todos los países, la detención migratoria cuesta considerablemente más que alternativas como la colocación en la comunidad, en la que las personas migrantes y refugiadas son libres de vivir en la comunidad, con el apoyo de un asistente social, mientras se decide su caso.

La detención migratoria es opaca por naturaleza, por lo que no existen estadísticas exactas. Sin embargo, sabemos que actualmente hay un gran número de personas detenidas por motivos migratorios en todo el mundo. Millones más corren el riesgo de ser enviadas a centros de detención migratoria cada año.

La detención migratoria no sólo afecta a las personas detenidas; también tiene consecuencias para las familias y las comunidades, que pierden a sus madres, padres, hijas, hijos, sostén económico y amistades.

Personas de todos los grupos demográficos -incluidas niñas, niños y adultas mayores- son objeto de detención por motivos migratorios. Sin embargo, el impacto de la detención puede ser especialmente grave para los grupos vulnerables, como niñez y adolescencia, embarazadas, las personas con discapacidad y quienes tienen alguna enfermedad.

Es difícil establecer una clasificación definitiva de los países, pero algunos tienen mejores resultados que otros.

Estados Unidos puede tener 50.000 personas no ciudadanas detenidas en un día cualquiera, más que cualquier otro país del mundo. El Reino Unido también tiene un historial cada vez peor en materia de derechos humanos cuando se trata de detener a personas migrantes y refugiadas. Libia, Grecia y México son también países que registran grandes detenciones, y la detención migratoria sigue siendo un problema importante en todo el Sudeste Asiático.

Sin embargo, algunos países de Sudamérica y Centroamérica no suelen recurrir a la detención migratoria, como Colombia, El Salvador y otros, y varios países, como Portugal, Irlanda y Bélgica, han avanzado más en la limitación de la detención migratoria y en la introducción de alternativas humanas.

Es importante señalar que los datos oficiales sobre detención migratoria pueden ser difíciles de obtener, ya que muchos países no los facilitan. Puede consultar nuestro análisis de prácticas prometedoras en todo el mundo en nuestro informe:
Ganando terreno
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Alternativas a la detención (ATD) es un término que se refiere a cualquier ley, política o práctica que reduzca la detención y permita la colocación de las personas en la comunidad.

Ejemplos de ATD son las leyes que impiden el encarcelamiento de niñas, niños y adolescentes, víctimas de trata o personas refugiadas; o las políticas que permiten a las personas permanecer en la comunidad con un apoyo de servicios sociales de 1 a 1 mientras esperan el resultado de su caso.

Es importante señalar que no existe un acuerdo único sobre lo que se considera ATD. Diferentes gobiernos de todo el mundo han utilizado una serie de prácticas denominadas "alternativas a la detención", que varían en la medida en que respetan, interfieren o violan los derechos humanos; algunas de estas prácticas se acercan más a las formas alternativas de detención que a las ATD basadas en los derechos.

En nuestra opinión, para que las políticas y prácticas puedan calificarse de ATD, deben cumplir activamente los derechos humanos y ayudar a las personas a llevar una vida normal en la comunidad.

La colocación comunitaria es un enfoque de la gestión de la migración que permite a las personas en movilidad vivir en la comunidad mientras se tramita su caso migratorio.

En lugar de encarcelar a las personas, se satisfacen sus necesidades básicas -como atención sanitaria, alimentación y vivienda- en la comunidad. Pueden tener acceso a servicios de apoyo, como asistencia jurídica o a un asistente social especializado, y se les concede el derecho a trabajar y a acceder a la educación mientras esperan el resultado de su caso.

Este enfoque de la gestión migratoria no sólo es más humano y compasivo que la detención, sino también mucho más económico y eficaz.

La colocación en la comunidad cuesta una fracción del coste de la detención migratoria. Según un estudio independiente, Estados Unidos podría ahorrar más de 1.440 millones de dólares de los 2.000 millones de su presupuesto de detención si detuviera sólo a los no ciudadanos con delitos graves y utilizara otras alternativas; mientras tanto, en Australia, el coste diario por persona migrante detenida es un 98% superior al de las alternativas.

Y el coste no es la única diferencia; repetidos proyectos piloto, ensayos e investigaciones han demostrado que es menos probable que la gente se abandone sus procesos de regulación migratoria cuando sus necesidades básicas están cubiertas. Cuando las personas reciben un trato digno y se sienten seguras durante un proceso migratorio, es más probable que acepten el resultado de su demanda, aunque no prospere. Esto significa que menos personas recurren o intentan el reingreso, lo que a su vez reduce la presión sobre el sistema migratorio.

Desde 2009, la Coalición Internacional contra la Detención aboga por impedir la detención migratoria y apoyar a quienes se ven afectados por ella. En última instancia, lo que queremos es sacar a las personas de los centros de detención migratoria y llevarlas a una vida dentro de la comunidad, donde puedan contribuir a la sociedad y beneficiarse de la educación, la sanidad, el empleo y mucho más.

Sabemos que hay formas más justas, económicas y eficaces de enfocar la gobernanza de la migración, y colaboramos estrechamente con gobiernos, responsables políticos, organizaciones de la sociedad civil, organismos de la ONU y otros agentes para ofrecer alternativas viables.

IDC trabaja en múltiples frentes para acabar con la detención migratoria. Esto incluye reforzar el movimiento contra la detención migratoria, abogar por el cambio de leyes y políticas, promover alternativas prácticas a la detención e investigar y generar evidencia. Aquí encontrarás más información sobre nuestro trabajo.

IDC no trabaja en casos individuales, sino que intenta lograr cambios sistémicos en leyes, políticas y prácticas de todo el mundo. IDC está dirigido por Carolina Gottardo, líder migrante y defensora mundial de los derechos humanos, y nuestro diverso equipo y junta directiva están formados por personas migrantes, refugiadas y aliadas. Representamos a cientos de miembros -entre ellos organizaciones de la sociedad civil, grupos comunitarios y redes regionales-, así como a innumerables simpatizantes individuales de todo el mundo.

Como debe ser. Contamos con una amplia gama de investigaciones en nuestra biblioteca de publicaciones, incluidos datos sobre el éxito de las alternativas a la detención, una guía para lograr un cambio sistémico, la teoría del cambio de IDC y una visión general de prácticas prometedoras en todo el mundo.

Otros recursos clave son el Global Detention Project, donde puedes consultar datos clave sobre las prácticas de detención migratoria de cada país, los informes sobre detención del ACNUR, que detallan los avances y prácticas en países clave, y el Informe sobre las Migraciones en el Mundo de la OIM, que abarca datos y cuestiones clave sobre migración.